“En tiempos de cambio, quienes esten abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”Eric Hoffer, escritor norteamericano.
El 19 de octubre pasado en medio del debate entre Hillary Clinton y Donald Trump, hubo un hecho curioso relacionado con la coherencia que deben tener los líderes a la hora de demostrar si tienen carácter, es decir si lo que dicen y hacen está en total alineación. Dicho de otra forma, si el sonido y la imagen coinciden.
Chris Wallace, el moderador del debate trajo a colación el tema de los comentarios groseros hechos por Trump durante una conversación grabada con un periodista, a lo que el candidato republicano respondió “Nadie tiene más respeto por las mujeres que yo, nadie, nadie”.
A medida que avanzaba el debate también lo hacía la diferencia abismal entre los dos candidatos, lo cual quedó plasmado de forma brillante con la respuesta de la candidata demócrata cuando luego de continuos ataques hacia su carrera política le respondió:
“Qué bueno que mencione mi récord, porque en los setenta, cuando yo defendía los derechos de los niños afroamericanos para que no fueran discriminados, usted era demandado por el Departamento de Justicia por discriminación racial en sus apartamentos de alquiler. En los ochenta, cuando trabajaba por mejorar el sistema educativo en Arkansas, usted recibía un préstamo de 14 millones de dólares de su papá para arrancar un negocio. En los noventa fui a Pekín y defendí los derechos de las mujeres, mientras usted insultaba a una ex Miss Universo (Alicia Machado) llamándola una máquina de comer. Y el día que yo estaba en la Casa Blanca siguiendo el operativo que dio de baja a Osama bin Laden, usted grababa un capítulo de El aprendiz”,
Todo esto fue sumando gotas, litros y galones de hiel al ya conocido ego kilométrico de Donald Trump, hasta que no pudo más y soltó la frase que mostró sus “verdaderos colores” como dicen en Estados Unidos.
Hillary continuaba lanzando ganchos verbales, al mejor estilo de Muhammed Alí, cuando Trump sin respetar su turno dijo: “Qué mujer tan despreciable!”
Bueno, recordemos que la mejor forma de hacerle auditoria a un líder es a través de sus acciones, la gente no cree y no hace lo que decimos, la gente cree y hace lo que nos ve hacer.
¿Qué dijo Trump minutos antes de la desafortunada respuesta? Qué nadie sentía más respeto por las mujeres que él, mejor dicho que si hubiera un Nobel de respeto a las mujeres, este debía ser para él.
¿Qué hizo Trump al verse acosado de tanta preparación por parte de su oponente? Responder con un insulto que llevaba género. A lo mejor si hubiera dicho “qué persona, o qué ser tan despreciable” le hubiéramos creído.
Lecciones para los líderes
- Como dice uno de los puntos del código del samurái, más conocido como código Bushido, “No puedes esconderte de ti mismo”. Cuando hemos sido toda la vida de una forma, es difícil cambiar una actitud solo con estética, es decir solo con palabras o sonrisas. Se necesita una profunda reflexión sana y sincera para reemplazar aquellas creencias que podrían sabotearnos en el futuro próximo.
- Como líder debes verte como el espejo, no la luz y ni siquiera la luz reflejada, solo el espejo: Esto quiere decir que no creas que eres súper poderoso por que las cosas te han saldo bien en un periodo de tiempo, seguramente tu éxito se debe en gran parte también al esfuerzo de muchas personas que silenciosamente hacen más de lo que tienen que hacer. De manera que el verte como solo el espejo te permite mantener la humildad y seguir preparándote. En el caso de Trump, cuentan los analistas, que no quiso prepararse para los debates porque nunca lo había tenido que hacer en su vida. Craso error.
- Cada partido es diferente: Lo que lograste ayer lo lograste con las habilidades de ayer, lo que pienses obtener mañana requería preparación de mañana. Cuando el rimo de cambio externo, el ambiente laboral, social, tecnológico, es más rápido que tu ritmo de cambio interno, el resultado es que te quedarás obsoleto. Como dijo Eric Hoffer, escritor norteamericano “En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”
Hace algunos meses hubo una entrevista muy cómica en donde Donald Trump se entrevistaba a él mismo, algo que llamó “la mejor de todas las ideas”. Si bien se trató de un programa de humor, la realidad de la vida es que esa entrevista deben hacérsela todos los líderes pero de forma privada para que cuando le preguntes al espejo quién es el mejor líder, este te responda no lo quieres escuchar sino lo que necesitas escuchar.